El presidente Alberto Fernández valoró este jueves la influencia de la ciencia y la tecnología en el proceso de industrialización de la producción primaria en la Argentina y convocó a la comunidad científica a “animarse a entender que el desarrollo debe ser una propuesta y un compromiso colectivo”.
“En la medida en que nosotros desarrollemos más ciencia y más tecnología, e industrialicemos nuestros productos primarios, nuestras posibilidades son mucho mayores”, aseguró Fernández, quien subrayó que el país “tiene todo el potencial necesario para desarrollar esas áreas que nos permitan avanzar”.
El presidente formuló estas declaraciones al encabezar en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada una reunión del Consejo Económico y Social (CES) en la que el titular de la cartera científica, Daniel Filmus, presentó el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030.
“Tenemos todo lo que necesitamos” para llegar al “desarrollo científico y tecnológico que queremos”, dijo el mandatario, y señaló que ese potencial fue puesto a prueba durante la pandemia de Covid-19, donde quedó demostrado “cuán capaces éramos para desarrollar la ciencia y la tecnología, y los resultados son formidables”.
Apuntó que ello ocurrió “no sólo porque fuimos capaces de generar kits de testeo en momentos en que escaseaban en el mundo, sino también porque detectamos formas de tratamiento de la enfermedad a través de investigaciones propias y porque hoy se están terminando de producir cuatro vacunas contra el COVID-19 en emprendimientos de universidades nacionales“.
Tras afirmar que “el talento argentino es reconocido en todo el mundo”, añadió que “como país tenemos los recursos que el mundo va a reclamar”. “El mundo pide energías renovables, limpias y va a demandar alimentos, y nosotros tenemos la gran posibilidad de ser proveedores del mundo”, apuntó.
Fernández fundamentó esa opinión en que “tenemos la segunda reserva de shale gas, la segunda reserva de litio del mundo”.
“Entre Argentina, Bolivia y Chile poseemos el 60 por ciento del litio que existe en el mundo. Contamos con la posibilidad en la Patagonia de desarrollar mucho hidrógeno verde”, añadió.
Frente a todas estas posibilidades de crecimiento que se abren en base a los recursos primarios, el Presidente convocó a la comunidad científica a “que nos animemos como sociedad a entender que ese desarrollo debe ser una propuesta y un compromiso colectivo”.
Por su parte, la secretaria de Asuntos Estratégicos, Mercedes Marcó del Pont, quien es la titular del Consejo Económico y Social (CES), consideró que los sectores de “la ciencia, la tecnología y la innovación tienen que ser herramientas que permitan reducir las brechas territoriales, de productividad y de género”, y ponderó “el rol del Estado para impulsar, orientar y financiar el proceso de desarrollo científico y tecnológico”.
En tanto, Filmus explicó que “el futuro de la ciencia y la tecnología argentina por los próximos años” será definido por el Plan 2030, elaborado con un gran consenso con la participación de “todos los actores sociales y, por primera vez, todas las provincias y regiones”.
“Hemos hecho más de 50 reuniones para discutir el proyecto que ha tenido muchísimas modificaciones ya que hubo aportes sustantivos”, subrayó el ministro.
Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030
El Plan surgió con el propósito de resolver problemas sociales y productivos a partir del escenario de crisis recibido de la administración anterior, al que se sumó el impacto socioeconómico de la pandemia por el coronavirus, según se indicó.
Elaborado a través de un proceso colaborativo a escala nacional, participaron en las definiciones de esta iniciativa todas las provincias e instituciones relevantes del sector científico y tecnológico del país, las asociaciones sindicales, empresariales y de la sociedad civil, indicaron fuentes oficiales.
En ese marco se establecieron diez desafíos nacionales que orientan la demanda de conocimientos de ciencia, tecnología e innovación hacia la erradicación de la pobreza, la soberanía alimentaria, el fortalecimiento de la democracia, la ampliación de derechos ciudadanos, la educación inclusiva y de calidad, y la salud accesible y equitativa.
Se trata de un proyecto que comprenden además el desarrollo aeroespacial y de telecomunicaciones, la soberanía y el uso sostenible de los bienes del Mar Argentino, la promoción de la industria informática y de tecnologías de la información, la transición al desarrollo sostenible y el fomento y consolidación de un sendero a la transición energética.
Como resultado surgieron las 24 Agendas Territoriales Integradoras de Ciencia, Tecnología e Innovación (ATI-CTI) que incorporan los lineamientos específicos que cada jurisdicción precisa para orientar su desarrollo científico y tecnológico.
Se sumaron una serie de Agendas Transversales orientadas a la promoción general del conocimiento, referido tanto a la aplicación de tecnologías a la I+D+i como a los aportes de ciencias humanas y sociales, y la incorporación de la perspectiva de género.
Por último, se estableció la Agenda de Cambio Institucional, dirigida a la formación de recursos humanos, la articulación entre los diversos actores del sistema, la mirada federal y el impulso de la internacionalización en la política del sector.