Con la presencia de tres ministros, representantes de 18 organismos expusieron sobre proyectos de investigación que apuntarán a reforzar la presencia del país en el territorio.
Referentes de los organismos nacionales de ciencia y tecnología viajaron a la Base Marambio para exponer sobre los proyectos de investigación en la Antártida, en una reunión organizada por el Gobierno con el propósito de reforzar la presencia en esa materia y reivindicar la soberanía argentina en ese territorio.
Encabezada por los ministros Jorge Taiana, Daniel Filmus y Carla Vizzotti, la primera sesión del Consejo Interinstitucional de Ciencia y Tecnología (CICyT) en Marambio fue presentada como un “hecho histórico” por los funcionarios, un modo de reafirmar la soberanía en el denominado Sector Antártico Argentino. Los integrantes del Gabinete -también asistió la Secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra-, representantes de los 18 organismos del Consejo y de las universidades partieron desde Río Gallegos en el avión de transporte militar Hércules, después de unas horas de demora por el llamado “capuchón” de nubes bajas que no permitía el aterrizaje en la isla.
Eso hizo que se acortaran los tiempos de las exposiciones, durante una tarde con cinco grados bajo cero y un clima agradable para la zona, con poco viento y al final con la apertura del cielo que dejó ver el Mar de Weddell y embelleció todavía más el marco de la sesión, en la que los referentes de cada área hicieron una síntesis de los proyectos de investigación en la Antártida.
La firma del Tratado Antártico en 1959 congeló los reclamos territoriales -el de Argentina se superpone con los de Chile y Reino Unido- y sólo permite las tareas científicas y de preservación. Cuanto más desarrollo en esa materia, mayor presencia como fundamento para eventuales disputas, coincidieron los ministros. Uno de los proyectos prioritarios incluso funciona como refuerzo de la posición argentina, sobre la relación e interacción geológica y paleontológica entre la península antártica (el sector reclamado por Argentina) y el cono sur de América.
“Es un argumento muy fuerte que de muchas formas diferentes haya una continuidad directa y concreta, desde el punto de vista geológico y de los fósiles”, explicó el biólogo Walter Mac Cormack, director del Instituto Antártico. Pese al presupuesto limitado y a las trabas para importar equipamiento, unos 200 científicos se mueven cada año por las bases argentinas y uno de los objetivos del Gobierno es reforzar la cantidad que permanece todo el año y no sólo en las campañas de verano.
“Argentina es un país bicontinental. Por ahora se mantiene el Tratado Antártico y los acuerdos ambientales. No sabemos por cuánto tiempo, en la medida que cierta tecnología esté disponible para algunos países. Hay que tener la mayor presencia posible y no quedar rezagado en la investigación”, aseguró Taiana a Clarín y otros medios Los estudios sobre la vinculación geológica entre América y la península antártica no incidirían en una eventual discusión con Chile -y Reino Unido mientras ocupe Malvinas-, pero podría fortalecer la posición argentina frente a Australia, Nueva Zelanda y otros países.
Con presencia ininterrumpida en la Antártida desde 1904 -con la instalación ese año del Observatorio Meteorológico en Orcadas del Sur-, Argentina en la actualidad tiene 13 bases activas, siete de ellas permanentes a partir de la reconstrucción este año de Petrel, incendiada en 1977. El Gobierno anunció un proyecto para que funcione como nuevo punto de ingreso del país al continente blanco por sus condiciones más favorables para construir un muelle y una pista de aterrizaje a nivel del mar, a diferencia de Marambio, con acantilado. La inversión inicial para la primera etapa será de 30 millones de dólares.
Emplazada en una meseta a unos 200 metros del nivel del mar, en Marambio el uso de helicópteros para descargar desde el rompehielos Irizar los alimentos y materiales para las campañas genera complicaciones logísticas y un elevado gasto en combustible: unas 250 horas de vuelo con un costo de unos 650 mil dólares cada año. La altura de la pista también provoca dificultades y cancelaciones de vuelos, como casi sucede este jueves con el traslado de la comitiva oficial.
Taiana y Filmus a su vez expusieron los proyectos para construir un polo logístico en Ushuaia, con hangares y un muelle amplio para reforzar el “puente” con la Antártida; tres nuevos laboratorios en las bases Orcadas, Esperanza y San Martín; la instalación de dos sistemas de antenas en la Belgrano II -la base argentina más austral- para descargar datos satelitales y un radar portátil en Marambio para articular con otro en Río Grande y cubrir más del 90% de la zona.
“Hay un impulso a la tarea antártica. Muchos ya miran el sur y nosotros debemos hacerlo. Lo hacemos por propia decisión, pero no es aislado ni extravagante”, advirtió Taiana, y remitió a la ampliación de actividades por parte de Chile y Reino Unido.
“La consigna que estamos utilizando es ciencia es soberanía. En la Antártida sólo se puede hacer ciencia y preservación ambiental. Argentina tiene más presencia que trabajo científico. Tenemos que abrirlo más”, dijo Filmus, y expuso sobre el valor de las investigaciones -como los estudios de población de peces y otras especies- para afrontar las discusiones internacionales sobre el mayor reservorio de agua dulce con datos propios y no de otros países. Argentina y Chile unificaron por primera vez una propuesta para crear una área marina protegida en la península antártica, con amplio apoyo salvo de China y Rusia, principales operadores en la zona.
Aun así hace unos días trascendió la “preocupación” de Chile, según documentos militares que se filtraron hace unos días, por la puesta en funcionamiento del radar de Río Grande y de los anuncios de proyectos y mayores actividades en Tierra del Fuego -el polo logístico en Ushuaia y una guarnición en Tolhuin- y la Antártida.
Otro eje de las investigaciones para posicionar a la Argentina serán las vinculadas al cambio climático. “La temperatura se ha incrementado en promedio dos grados desde 1904. Argentina necesita estar y vigilar lo que pasa en estas latitudes”, alertó en la sesión Celeste Saulo, directora del Servicio Meteorológico Nacional.
“Es uno de los lugares del mundo en los que el calentamiento más se está sintiendo, fundamentalmente en el norte de la península, que es donde Argentina tiene la mayor parte de su actividad. Ahí también se abre una oportunidad”, consideró Mac Cormack, y puntualizó que por el retroceso de los glaciares y el derretimiento de hielos se descubrieron nuevas regiones, avanzaron las “zonas verdes” -con las dos especies de plantas vasculares de la Antártida- y aparecieron especies no nativas, como un díptero (mosquito) que soporta la temperatura actual.