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Si la política argentina se resumiera hoy en una obra de teatro, el escenario tendría a Javier Milei parado en el centro, bien iluminado; y a los costados, alejados y difusos, se acomodarían los actores secundarios de la oposición.
La platea también se dividiría en dos, pero en porciones más parejas, tipo cancha: una tribuna de fanáticos y otra de detractores, igual de intensos, gritando todos a la vez -pero en sentido contrario- ante cada acción o palabra del Presidente.
La obra podría llamarse «La nueva grieta», que ya no tiene a dos figuras estelares, como lo fueron hasta hace no tanto Cristina Kirchner y Mauricio Macri, sino que todo se acota a Milei. Con esta lógica, además, se proyectan las campañas y los análisis de cara a las estratégicas elecciones legislativas de 2025.
Como en su momento lo hicieron desde el Gobierno tanto el kirchnerismo como el macrismo, también los libertarios fomentan la polarización, con peligrosos niveles de violencia, sobre todo en las redes sociales.
Los números de las encuestas avalan en un punto esa estrategia. ¿Qué dicen los sondeos a poco de cumplirse los nueves meses de parto de la gestión de Milei?
1) La aprobación/desaprobación del Gobierno se parte en porciones relativamente parejas, lo que no deja de ser una buena noticia para el oficialismo, teniendo en cuenta el nivel del ajuste.
2) Si bien la mirada sobre la situación actual tiene balance claramente negativo respecto a hace un año, las expectativas económicas son mucho mejores que en el final de administración de los Fernández.
3) El nivel de paciencia de la opinión pública respecto al ajuste/recesión se mantiene estable, lo cual también le resulta positivo al Gobierno porque le da más tiempo para sostener el rumbo.
4) La oposición no encuentra figuras que despierten esperanzas de cambio. Básicamente porque son los mismos que, con sus fracasos, permitieron el ascenso de un dirigente tan particular como Milei.
5) Macri y Cristina miden igual de mal. Massa, Larreta y Lousteau, que apuestan a una renovación desde la moderación, están peor todavía. Kicillof se sostiene, pero hasta ahí: le alcanza en varias encuestas para ser el opositor más valorado, pero con números también negativos.
Los números para 2025 y el dilema del PJ
Hace ya algunos meses, las consultoras empezaron a medir para los comicios intermedios del año próximo. Desde entonces y hasta ahora, en todas las encuestas el oficialismo/La Libertad Avanza figura primero.
Como alerta para el Gobierno, mientras los primeros relevamientos los ubicaban más cerca del 40%, ahora los ponen en torno al 30%.
Debajo, en general, aparecen dos peronismos: el kirchnerista y el no kirchnerista. Respecto a este último, se da una particularidad. Como en elecciones anteriores, la idea de un PJ moderado atrae a buena parte del público en la previa. El desafío es qué candidatos ofrecerle a esa demanda para no terminar en fracasos como los de Randazzo 2017 o Lavagna 2019.
Algunos quieren convencer ahora al cordobés Juan Schiaretti de presentarse en la Ciudad de Buenos Aires. Piletazos de un partido que sufre afuera del poder.
El PRO tiene su propia encrucijada. Aunque parte de la caída en la intención de voto de La Libertad Avanza fue en beneficio del team amarillo, en la mayoría de los sondeos no llega a los dos dígitos. De ahí que el grueso de sus dirigentes, puertas adentro, admita que no les quedará otra que colgarse de la boleta libertaria.